Así lo dijo Gabriela Jonas Aharoni, argentina que reside en Israel. Contó cuáles son los efectos de la pandemia en aquel país.
El avance del coronavirus no distinguió geografía ni política. Hasta hoy, Estados Unidos, España e Italia son los países más castigados por la pandemia.
Pero más allá de las consecuencias directas sobre el sistema sanitario de estos países, también hay que analizar las consecuencias sociales que habrá que enfrentar cuando el mal pase.
Gabriela Jonas Aharoni es argentina, pero hace 23 años vive en la localidad de Meitar, en el sur de Israel.
El lugar de su residencia es a 20 minutos de la cuidad de Beer-Sheva y a una hora y cuarto de Tel Aviv. En Argentina trabajó como periodista en varios medios rosarinos. También es docente escuela secundaria y universitaria.
Mediante su testimonio, en una entrevista a través de Instagram, comentó la situación del país, en medio de la pandemia.
“Hace tres semanas que estoy en casa, terminé de dar clases hace algunos días, a mediados de marzo se comenzó a tomar conciencia de que el coronavirus no es una enfermedad más, de a poco comenzó el país a pararse”, dijo Gabriela.
En estos días, por las Pascuas judías no hay actividad económica, “se permite circular por las ciudades y los pueblos, pero el país está trabajando al 30% de su capacidad económica, se estima que habrá un millón de desocupados, antes de esto la desocupación era baja, pero ahora si bien la gente no fue despedida, sí están de licencia sin goce de sueldo o a cuenta de las vacaciones”, describió.
El turismo en Israel hace que habitualmente el aeropuerto tenga millones de personas llegando o partiendo, pero en estos días está literalmente vacío. “El país no se vio así ni en tiempos de guerra”, resumió Gabriela.
“Se comenzaron a registrar casos por los intercambios en los vuelos”, dijo. La estadística oficial marca que en el país hay 9800 enfermos, de los cuales 79 personas fallecieron. “Todos los días la cifra sube, pero no hay escalada, los hospitales no están colapsados, hay muchos atendidos en la casa, se llevaron 100 mil pruebas, el país tiene 9 millones 750 mil de habitantes, por lo cual se está manejando bien el tema, aunque siempre hay lugar a la mejora”.
También comentó que “hace algunos días tenemos la obligación de salir con máscaras, los supermercados están abiertos, no hay desabastecimiento”.
Consultada sobre el tiempo en el cual se comenzó a escuchar con fuerza sobre la enfermedad, Gabriela dijo que ocurrió “en febrero, pero como una enfermedad china”. En este sentido dijo que “la medicina en Israel es social, de nuestro sueldo nos sacan un porcentaje para subvencionarla”.
En cuanto a la expansión de la enfermedad, reveló que “muchos israelíes pasean por Europa, está apenas a cuatro horas de avión”.
Por último, indicó que “la mayoría de las personas acataron las medidas tomadas, el proceso no fue abrupto para no parar la economía, sí hubo problemas en algunas ciudades en las cuales viven judíos ortodoxos para quienes es muy difícil acceder a los medios de comunicación”.