El politólogo explicó que la comunicación de riesgos debe ser parte de las políticas públicas y, en ese marco, indicó que es necesario que “la población reaccione frente al alerta real”.
¿Cómo comunicar en tiempos de pandemia y fake news? Tal es el desafío de los gobiernos, pero también de los medios masivos de comunicación. Al respecto, el politólogo Mario Riorda, reflexionó que “se mezcla una contexto de comunicación de crisis en muchos contextos; desde el punto de vista sanitario, todavía no estamos en crisis, junto a una comunicación de riesgo menos profesionalizada, la cual implica una política pública propia”.
En diálogo con ATP, el especialista sintetizó que “la crisis sanitaria que vemos internacionalmente, más nuestra crisis económica sumada a la incapacidad de gestión de riesgo es el cóctel muy raro de la comunicación de los gobiernos”. Desde ese punto de vista, “podemos ver gobiernos que parece que están comunicando bien tratando de mostrarse afables y de generar confianza”. Ahora bien, “¿se corresponde a una comunicación de riesgo? Muchas veces no están comunicando un tipo de alerta para que la sociedad modifique un hábito”, esgrimió en virtud de la propagación del coronavirus.
Dicho de otra forma, la comunicación política de tipo “electoralista” daría la impresión que “se estarían haciendo bien las cosas”, pero el riesgo se sustenta en factores persuasivos como el temor: “Sin miedo no modificamos nuestra conducta”, postuló el especialista en ciencias políticas. Y definió: “Los gobiernos le tienen miedo al miedo. Esto no trae consecuencias negativas para el propio poder político, pero sí trae consecuencias negativas en tanto y cuanto la población no reacciona frente al alerta real”.
Acerca de los enunciados oficiales de parte del gobierno argentino, Riorda opinó que “desde el punto de vista de la hiperactividad, la administración nacional «está presente”. “Está tomando medidas adecuadas en términos de políticas públicas, acorde a las recomendaciones de organismos multilaterales. Con las consecuencias económicas importantes que pueda traer, sobre todo porque tenemos una economía informal altísima”, argumentó.
También observó “algunos problemas de coordinación operativa”. “Se comieron la idea de un vocero único. Sin embargo se fue corrigiendo eso. Un gobierno necesita más voces especializadas”. De todas formas, no se mostró afín a que el presidente Alberto Fernández ofrezca entrevistas a medios, que “puede una escuchar” una porción de la sociedad, “pero no se constituye en una comunicación equidistante para la totalidad del periodismo ni la totalidad de la ciudadanía”, analizó.