Rosa García, especialista en estudios de género, alertó sobre la alta tasa de femicidios que se registra en el país a raíz del 8M. Marcó que el primer Ni una Menos fue una bisagra para la legitimación de la lucha feminista, así como el debate por el aborto legal.
A propósito del 8 de Marzo, Día de las Mujeres y Disidencias Trabajadoras, Rosa García, profesora de Historia y Psicóloga Social y Diplomada en Estudios de Género, consideró que “es una jornada compleja”. “Es el proceso de una lucha histórica que nos trasciende a las mujeres ahora. La efeméride viene del incendio que provoca un patrón sobre una fábrica donde las mujeres reclamaban la jornada de ocho horas. La efeméride tiene un contenido doloroso y de mucha lucha. Llevamos 69 feminicidios en lo que va de este año en la República Argentina”, expuso la académica este lunes, en diálogo con ATP.
Con relación al femicidio de Fátima Acevedo, cuyo cuerpo fue hallado ayer en Paraná, “pone todas las alertas sobre todo lo que no está funcionando”. “Fátima tenía una medida perimetral, tenía las denuncias realizadas. Había pedido ayuda de múltiples maneras. Eso abre la discusión acerca de cuál es la protección que el Estado debería darle a las víctimas de violencia. El botón antipánico tiene una limitación. No está mal, pero hay muchas otras cosas que hay que poner en acción. Denunciamos la ausencia de políticas efectivas, como casas donde estas mujeres puedan estar seguras”, planteó la coordinadora del Programa Igualdad de Género Derechos y Sexualidades e integrante del Servicio Educativo del Museo Etnográfico y Colonial Juan de Garay. Y alertó: “Llegar tarde en un caso como este es llegar y encontrar una mujer muerta”.
Acerca del tratamiento que la información relacionada al género recibe en los medios masivos de comunicación, García celebró que se haya dado “la disputa por el sentido, sobre cómo se comunica algo”. En tal sentido, destacó que “en muchos medios nacionales hay periodistas con perspectiva de género que miran cómo es la comunicación que ese medio provee a la comunidad en general”. De todas formas, observó que “todavía se publican fotografías y cuestiones personales de las víctimas; seguir tratando a la víctima como la culpable”.
En el derrotero de la lucha feminista, “el momento bisagra fue el primer Ni Una Menos de 2015”, opinó la académica. “Hubo un quiebre en la consideración pública de lo que era el feminicidio, la legitimación pública del movimiento feminista, la intergeneracionalidad. Hubo un cambio muy significativo, como los paros internacionales de mujeres –tal cual se llevaba a cabo hoy en nuestro país–. Luego, el debate enorme, interesantísimo y tremendamente fundado que se dio por la presentación de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, sumó a tantas personas sobre lo que significa el derecho a la decisión de las mujeres sobre sus propios cuerpos”, remarcó.
Al respecto, subrayó el anuncio del presidente Alberto Fernández, ante la Asamblea Legislativa sobre el proyecto que enviará al Congreso para la legalización del aborto. Así también, evaluó que “hay cambios dentro del Estado”. “Tenemos una trayectoria de leyes, desde la ESI, la identidad autopercibida, el matrimonio igualitario. No tenemos un Estado inoperante, pero una cosa son las leyes y otra cosa son las estructuras y los presupuestos para funcionar. Y, luego, las prácticas y los agentes que la llevan adelante”, advirtió García. Sobre esto último, enfatizó al rol de la Ley Micaela porque “compromete a cada funcionario dentro de la Justicia, la salud, la educación y los distintos ámbitos en la formación con perspectiva de género”.