Investigadores de la UNL y Conicet, en conjunto con profesionales de la empresa Nutreza S.R.L., desarrollaron una innovación productiva en aditivos probióticos para uso animal. El proyecto se encuentra en la etapa final.
Investigadores de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL y Conicet, en conjunto con profesionales de la empresa Nutreza S.R.L., desarrollaron una innovación productiva con el objetivo de completar el desarrollo del prototipo de un aditivo alimenticio animal, realizado por la empresa Nutreza S.R.L., radicada en la localidad santafesina de Malabrigo, y demostrar además sus efectos benéficos en animales, para poder ser denominado aditivo probiótico. El prototipo consistía en una mezcla de cereales y oleaginosas fermentada espontáneamente, y rica en lactobacilos y levaduras.
La empresa, a través de estudios observacionales, suponía que poseía efectos probióticos en nutrición animal, es así que comienza su vínculo con investigadores de la FIQ-UNL para comprobarlo y estandarizar el proceso. “En la empresa, iniciamos el proceso tecnológico de fermentación, como una línea nueva de productos, hace más de seis años. Pero teníamos muchos interrogantes. Hicimos el camino inverso, es decir, empezamos viendo los resultados y al descubrir que eran positivos, queríamos explicar y controlar el proceso”, comentó Gustavo D’Ascanio, uno de los profesionales de Nutreza S.A.
“El proceso fermentativo desarrollado por la empresa era espontáneo, es decir, a veces salía de una forma, a veces de otra. Desde nuestro equipo de investigación propusimos, a partir de diferentes fermentaciones que nos enviaron, aislar las bacterias lácticas. Hicimos una colección de aproximadamente 30 bacterias diferentes. Elegimos las tres mejores para usarlas para llevar a cabo la fermentación. De ese modo, esa fermentación espontánea pasó a ser controlada. Es así que mejoramos el proceso, al realizar la fermentación con las mejores bacterias que el producto tenía naturalmente. Durante el año pasado se hizo todo este trabajo de selección de cepas, de caracterización y en noviembre del año pasado nuestro grupo fue a la planta de la empresa en Malabrigo y probamos las bacterias en ensayos, con muy buenos resultados. Actualmente, estamos entrenando a profesionales de la empresa en el manejo de las bacterias lácticas, para que puedan lograr un proceso estandarizado”, aseguró Gabriel Vinderola, docente investigador involucrado en el proyecto.
Innovación
El proyecto, seleccionado en la convocatoria Innovación Productiva 2018 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Santa Fe, se inscribe en una tendencia muy actual, que es transformar fermentaciones espontáneas en controladas, como sucede en la producción de ensilados para alimentación animal. En este caso, la innovación surge del uso de microorganismos autóctonos para fermentar un suplemento alimenticio destinado a la producción y crianza de terneros y cerdos principalmente. En ese sentido, Gustavo D’Ascanio aportó que “con este producto buscamos generar una línea comercial. El proyecto culminará en una gama de productos para el mercado. Va a ser un aditivo probiótico que va a mejorar las condiciones de salud de los animales, y por ende su productividad”. Además, Vinderola destacó que “el trabajo se presentará en el VIII Congreso Internacional de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, que se realizará en Córdoba en noviembre. Las cosas hay que hacerlas pero también publicarlas porque la evaluación de pares es una de las formas en las que uno valida los resultados. Otra cosa importante es que en el marco de este proyecto un estudiante de la UNL hizo su tesina de la carrera de la Licenciatura en Biotecnología. Es decir que, además de ser un proyecto que vuelve a la empresa, a la Universidad le queda un graduado formado y una tesina sobre un tema relevante para la actualidad del sector productivo”.
Vinculación
“Es importante destacar, no sólo el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, sino también las acciones que realiza la facultad para vincularnos con empresas. Nuestro proyecto no habría sido posible si no nos hubiésemos encontrado en la ronda de Tecnonegocios realizada en 2017 en la ciudad de Reconquista”, agregó Vinderola. Por su parte, Eliana D’Ascanio, otra de las profesionales de Nutreza S.A., expresó que “para la empresa es una ventaja trabajar en el marco de este proyecto, porque si no tuviéramos el aporte no reembolsable del Gobierno de la Provincia no podríamos costear todos los análisis y toda la investigación que estamos haciendo. Además, es indispensable trabajar con un recurso humano calificado para investigar, de manera que el aporte de la Universidad es fundamental”. El equipo completo de docentes investigadores de la FIQ implicados en el proyecto está conformado por Jorge Reinheimer, Ana Binetti, Patricia Burns, María Sol Ortiz, Desiré Lorens y Gabriel Vinderola. En tanto, por Nutreza S.A., los responsables son Gustavo y Eliana D’Ascanio.