La Cámara baja sesionará miércoles, jueves y viernes en busca de la aprobación. Sin embargo, todavía no contaría con todos los votos necesarios. ¿Qué pasará?

La semana pasada, el gobernador Miguel Lifschitz envió el proyecto de Presupuesto a la Cámara de Senadores y en un trámite expré fue aprobado.

Cabe recordar que esto también desató una ola de análisis sobre la interna del justicialismo, ya que algunos senadores del PJ dieron la derecha al texto que tiene 1.200 fojas, a pesar del pedido explícito del gobernador electo Omar Perotti para que no fuera así.

En este sentido, lo que se pone en duda (o mejor dicho en la convicción) de que es muy probable de que los senadores no hayan leído todo el presupuesto que aprobaron. A menos que lo hayan estudiado desde los borradores mientras se confeccionaba.

Este año, la Cámara de Diputados sesionó apenas 10 veces, es decir, menos de una vez por mes. Sin embargo, para esta semana los integrantes de la Cámara baja santafesina tienen preparadas tres sesiones: miércoles a las 15, el jueves al mismo horario y el viernes a las 10.

La explicación de la superposición de sesiones encuentra su fundamentación en la técnica legislativa.

Los números al bloque del Frente Progresista no les son favorables, al menos hasta ahora para aprobar el presupuesto sobre tablas, es decir sin pasar por las comisiones. Es más, algunos de sus integrantes anunciaron que no votarán el texto, por lo cual los números se presentan aún más flacos.

De la misma forma, se descuenta que el peronismo lo vote. Pero la atención está centrada en qué hará el bloque de Cambiemos.

En el caso de que esta formación no acompañe la iniciativa, deberá atravesar el camino de todas las comisiones, para que en algunos días aparezca con dictamen favorable. En caso contrario, la provincia tendría un presupuesto nuevo y con él un torbellino de polémica.

A partir de esta hipótesis se plantean los interrogantes acerca de qué gesto político, institucional, o de culaquier otra índole el gobierno entrante. Algunas voces traen la negativa de que es imposible vetar el presupuesto, mientras que otras apuntalan la posibilidad de utilizar la figura del veto parcial.

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