Ayer se presentó oficialmente la primera etapa de la puesta en valor y recuperación del patrimonio arquitectónico. La Universidad del Litoral nació en 1919, a la luz de la Reforma Universitaria por lo que es considerada hija del movimiento reformista de 1918.
Aquellos ideales del siglo XVIII siguen plasmados como un legado para el futuro en la Universidad que se construye día a día. “Esta es una Universidad pensada en clave regional, construida no sólo por santafesinos, sino también por correntinos y entrerrianos. Los valores reformistas hicieron que naciera de claustros abiertos y ampliamente democrática”, sostiene el rector de la UNL, Enrique Mammarella, y continúa: “Cuando señalamos que es una Universidad democrática no sólo significa el hecho de elegir a las autoridades, sino fundamentalmente de participar, construir, involucrarse en lo público y hacer que las cosas cambien. Es ser responsables con lo que nos toca hacer en nuestro tiempo. Así ha sido a lo largo de estos primeros 100 años y seguramente seguirá siéndolo en los que vienen, porque implica pensar todos los días cómo hacemos una mejor universidad pública para todos los argentinos».
Al celebrar la puesta en valor de la Manzana Histórica que sobresale en el paisaje urbano por su lenguaje contemporáneo, Mammarella aseguró: “Es un proceso de restauración único, en el que la conservación inicial de la fachada era regular. Presentaba importantes patologías constructivas producto del paso del tiempo y del envejecimiento de los materiales, ahora la Manzana luce en todo su esplendor”.
El saber en el territorio
“No se puede pensar la ciudad de Santa Fe sin la Universidad. Es la primera y le da esa característica universitaria que la distingue de otras provincias”, valoró el intendente José Corral y citó un ejemplo: “Tenemos el índice de investigadores más alto que el resto del país. Por cada mil habitantes, tenemos cinco investigadores, con lo cual tenemos aproximadamente 40 mil estudiantes que conviven en la ciudad”.
En el mismo sentido, Corral insistió en que el mensaje no debe ser que ‘la Universidad baja al territorio’, sino que la educación se sostiene de manera transversal. “Quiero felicitar a la UNL, al rector y celebrar la recuperación del patrimonio arquitectónico que se ha hecho. Esta generación de universitarios entrega un patrimonio mucho más rico del que recibió y eso merece motivos suficientes de celebración”, concluyó el intendente.
Inédita recuperación del patrimonio arquitectónico
Para definir el alcance del proyecto y sus fundamentos se realizaron consultas técnicas a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, y a dos especialistas de destacada trayectoria, Adriana collado y María Laura Tarchini, también se recibió el asesoramiento de especialistas externos.
“El puntapié inicial fue la declaratoria del monumento histórico hace dos años atrás. El compendio de datos técnicos fue parte de los pliegos licitatorios. Luego tuvimos un concurso público en el que participaron ocho empresas regionales, donde COEMYC fue la beneficiada”, recuerda el director de Obras y Servicios de la UNL, Marcelo Saba.
El criterio general de intervención fue la conservación de materiales y superficies que se encontraran en buenas condiciones de preservación y la restauración de aquellos elementos o superficies que por su estado de deterioro debieran ser consolidados, restituidos o completados para evitar su pérdida total sobre todo cuando las imperfecciones superaban el 60% de su superficie. “Se reciclaron más de 5.000 metros cuadrados del material de frente y se dotó el edificio de casi el 95 % del recambio de los elementos escultóricos y de las esculturas que habían sufrido el paso del tiempo”, explicó Saba.
El equipo técnico de la UNL dependiente de la Dirección de Obras y Servicios, con la participación de la Dirección de Construcciones Universitarias y el Programa de Planificación Edilicia se planteó como desafío la recuperación no solo de las morfologías y elementos ornamentales, sino también la recuperación de los materiales y técnicas originales como son los revoques símil piedra y las tejas coloniales. “Podemos decir con satisfacción que ponemos el edificio en consideración de nuestra comunidad universitaria y de la sociedad santafesina. En su centenario, la Universidad vuelve a recuperar el brillo que el autor de la obra -el arquitecto Torres Armengol- pensó para el momento de su creación”, concluyó el director de Obras y Servicios.
Reconocimiento al proyectista
Durante la ceremonia, los arquitectos Federico y Rodrigo Aja Espil, nieto y biznieto de Manuel Torres Armengol, el proyectista de la Manzana Histórica, recibieron como obsequio y reconocimiento al trabajo de su antepasado familiar un cuadro con la imagen del edificio restaurado. También el rector recibió de manos del diputado Darío Boscarol la declaración de interés de la Cámara de Diputados de la provincia, y se leyó el texto que estará inscrito en la placa con la que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires dispuso celebrar el centenario de la UNL.
En el acto, el rector Enrique Mammarella estuvo acompañado por los ex rectores Juan Carlos Hidalgo, Hugo Storero, Albor Cantard y Miguel Irigoyen; los decanos de las diez facultades de la UNL Javier Aga, Adrián Bonivardi, Laura Tarabella, Adriana Ortolani, Larisa Carrera, Norberto Gariglio, Humberto Occhi, Sergio Cosentino, Sergio Hauque y Raúl Pedraza.
También fueron parte el intendente José Corral, los ministros provinciales de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Érica Hynes y de Medio Ambiente, Jacinto Speranza; autoridades provinciales, municipales, legisladores nacionales y provinciales, familiares del arquitecto proyectista del edificio, y cientos de universitarios del Litoral que llenaron la capacidad del hall del edificio.
Antes de despedir la ceremonia con la simbólica apertura de las puertas principales del Rectorado, el Coro de la UNL entonó el himno universitario junto a las más de 400 personas presentes.