Después de algunas pericias se desvanece la hipótesis del ataque sicario. Un análisis sostiene que una de las heridas de Valdés fue hecha a corta distancia.
Si bien todavía reina la confusión general, algunas incógnitas sobre las heridas de bala que recibió Mariano Valdés, jefe de la Policía Federa en Santa Fe, están siendo despejadas.
La supuesta balacera que formó parte del ataque que sufrió Valdés, mientras viajaba con la suboficial Rosana González, y que habría sido perpetrada por tres encapucahdos, se desvanece poco a poco.
Sigue la investigación del atentado al jefe santafesino de la Federal
El asunto suscitó la atención no sólo de la cúpula de la fuerza, sino también de la cúpula política. En su momento fue la propia ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, la que habló y subrayó el carácter mafioso del ataque, en numerosas y constantes apariciones en los medios de comunicación provinciales y nacionales.
Pero con el correr de las horas y el paso de las investigaciones de la policía local no se encontraron ni las vainas servidas, ni la yerba que supuestamente habían parado a cambiar al mate Valdés y González habían parado a cambiar.
Basados en la declaración del jefe policial, el supuesto ataque tampoco logró alcanzar su objetivo de asesinar a Valdés.
Como si fuera poco, las dudas se acrecentaban con la aparición de diferentes elementos que arrojaba la investigación, a saber: los dos impactos que tenía en su cuerpo el comisario no se condecían con la supuesta trayectoria de las balas en un ataque como el que describieron en la declaración.
También llamó la atención de los investigadores la postura de la suboficial González de no declarar, tras recibir un llamado telefónico minutos después de llegar a la estación de servicio en la que fue asistido Valdés. Luego la joven policía fue llamada a declarar, pero se excusó y presentó un certificado médico, pero finalmente, la fuerza pública hizo que prestara su testimonio.
Por si faltaba algún elemento que hiciera caer la hipótesis del ataque, hace pocas horas se conoció una pericia médica oficial de los impactos de bala que tiene Valdés.
Ese estudio sostiene que uno de los disparos que presenta el jefe de la Federal fue realizado desde adentro. El fundamento de los investigadores es que el comisario tiene impregnada en su piel una aureola de pólvora que se desprende la bala y queda sólo si se dispara de una distancia mínima.
En este escenario, está prácticamente descartado de plano el ataque mafioso o narco y se empezó a estudiar con fuerza y fundamento una cuestión doméstica interna entre los ocupantes del auto.
También cambió parte de los datos conocidos inicialmente. Valdés y González no venían juntos de una capacitación como se indicó al principio. Sino que Valdés se desvió aproximadamente 35 km para pasar a buscar a la Rosana González, de camino a Santa Fe.
En primera instancia, la Policía de Investigaciones santafesina no encontró vainas ni la yerba que supuestamente la suboficial González iba a cambiar. Eso cambió cuando posteriormente, Gendarmería sí las encontró y ahora nuevamente esta fuerza será desplazada de las pericias.
También se sumó al cúmulo de dudas porqué un juez federal rosarino solicitó formalmente que se le remitan las actuaciones, ya que está investigando una causa de mayor magnitud. Pero el magistrado ni si quiera fue escueto en sus fundamentos del pedido, sino que ni siquiera los dio. Por este motivo, desde el Ministerio Público de la Acusación santafesino sí exigieron saber el porqué del pedido y por el momento aducen que no hay ninguna justificación esgrimida para que la causa se traspase.