La jugada es ante la desesperación y necesidad de fondos. El organismo previsional y del transporte fueron las fuentes de liquidez. Las letras que nadie iba a comprar, ya fueron ubicadas, y con una tasa mucho menor.
Ante la ausencia del desembolso del Fondo Monetario Internacional el gobierno nacional recurrió a los fondos de Anses y a los del transporte.
En un nuevo intento por obtener liquidez para su funcionamiento, emitió Letras por la friolera de $52.000 millones. La tasa elegida por el gobierno para sacarle los fondos a los jubilados y dejarle los papeles pintados es apenas 8% anual, mucho más baja que cualquier otro comprador de letras.
En forma intempestiva, el ejecutivo metió mano en la caja del organismo de seguridad social y les dejó a cambio letras para cobrar en el futuro.
Estas letras, que son las reperfiladas, y que seguramente no compraría nadie más, están divididas en $35.000 millones Lecaps y U$S275 millones en Letes.
El vencimiento de estos títulos es el 13 de marzo de 2020, es decir con el gobierno que viene. A esto, vale recordarlo, debe sumarse el pago del vencimiento de deuda del FMI, las letras reperfiladas, como si fuera poco.
No conforme con ello, como si fuera poco, el gobierno de Macri también echó mano a $4100 millones Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte, con el mismo sistema.