Así lo indica el informe de Mumalá. Desde el inicio del año hasta el 28 de febrero se contabilizan 45 asesinatos producto de la violencia de género. Insisten con la declaración de emergencia nacional.
Cuando el movimiento feminista se presta para el Paro Internacional de Mujeres, que se llevará a cabo este viernes, las cifras relativas a la violencia machista refuerzan el grito del reclamo. Acorde al último informe difundido por Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana), y en consonancia con la exigencia al Estado nacional por la declaración de emergencia por violencia machista, en nuestro país se produce un femicidio cada 31 horas desde el inicio de 2019.
El Observatorio de la propia entidad indica en su registro nacional que en los dos primeros meses del año se contabilizaron 45 nuevos datos. Éstos se deben añadir a los 259 femicidios de 2018. Todo lo cual expone un cuadro de situación alarmante y “hacen evidente la urgencia de medidas concretas y efectivas para la prevención, asistencia y erradicación de las violencias contra las mujeres e identidades disidentes”, resalta Mumalá.
En ese sentido, el reclamo apunta directamente al gobierno de Mauricio Macri y a los referentes de los organismos públicos en tanto urge la implementación y el monitoreo de políticas “para vivir libres de violencia”. “Creemos importante multiplicar las acciones que obliguen al Estado a dar respuestas ante la gravedad de la situación”, reza el texto del informe.
Los datos recogidos responden al relevamiento de medios gráficos y digitales entre el 1 de enero y el 28 de febrero de este año, lo cual también pone de manifiesto la carencia de cifras oficiales que se hayan difundido en los últimos tiempos. Son 45 los femicidios perpetrados en 59 días. De ellos, 40 son solo mujeres, uno es un femicidio vinculado de niña mujer, dos son femicidios vinculados de niño varón y dos son trans – travesticidio. Doce de esas muertes están en proceso de investigación.
Con relación al vínculo con el femicida, el estudio señala que el 35,5% ha sido la pareja; el 15,5% ha sido un familiar; el 24,5% ha sido la expareja; el 13,5% han sido conocidos y el 11% son desconocidos.
Acerca de la modalidad del crimen, el 11,1% de las víctimas fue quemada; el 17,8% fue muerta a golpes; en el 35,5% se emplearon armas de fuego; el 20% murió por armas blancas; el 6,8% fue asfixiada; el 2,2% fue envenenada; el 2,2% fue torturada y el 4% responde a otras formas.
Con relación al lugar del femicidio, el 44% ocurrió en la vivienda de la víctima; el 20%, en la vivienda compartida; el 13% en la vía pública; el 11% en un descampado; el 4% en la vivienda del agresor; el 2% en una propiedad privada; el 2% en una vivienda familiar y sin datos, el 4%.
Otra cuestión de suma trascendencia se inscribe en la edad de las víctimas. La mayoría fueron mujeres jóvenes. De 0 a 12 años, 6,7%; de 13 a 15 años, 2,2%; de 19 a 40 años, 49%; de 41 a 60 años, 22,2%; más de 60 años, 11,1% y sin datos, el 8,8%.
En relación con las instancias previas al femicidio, el 9% de las víctimas habían realizado denuncias previas; el 7% contaba con medidas de protección o cautelares; el 11% de los femicidas perteneces a fuerzas de seguridad y el 33% de los casos víctima y victimario convivían.