Foto: Prensa MSF

La empresa Autobuses Santa Fe le dijo a la municipalidad que está al límite de su capacidad operativa y que necesita conseguir los fondos que faltan para seguir funcionando. Advierten que la situación de las empresas es más crítica que antes de la pandemia.

El funcionamiento de las líneas de colectivos en la ciudad de Santa Fe, desde que la pandemia fue declarada, no fue el mismo que antes, cómo todo lo que modificó el coronavirus.

Lucas Fernández, gerente de la empresa Autobuses Santa Fe, brindó detalles sobre el modo en el cual está funcionando el servicio, y del pedido de auxilio a las autoridades municipales, como poder concedente del servicio.

“A la situación de principios de año, hay que agregar la inflación y la pérdida de 40% por la pandemia”, dijo.

“Hicimos todo el esfuerzo, nosotros, los empleados, proveedores, llegamos hasta acá, pero no podemos seguir, yo pongo la situación en manos de la municipalidad porque es nuestro poder concedente, pero después, el origen de la plata no nos interesa”, aseguró el empresario.

En cuanto al contrato que mantiene la firma con el municipio, Fernandez dijo que “tiene un esquema de costos, que a su vez fija la tarifa, y tiene establecida una renta, pero ni siquiera estoy hablando de esa situación, estoy diciendo que pasamos un año terrible para nosotros como 2019 y ahora caemos en esta realidad que parecía durísima, pero bastante corta y llevamos seis meses”.

En este sentido, recalcó que “nuestro planteo hoy es no analizar las estructuras de costos que dice el contrato, sino que estoy diciendo que necesitamos la plata que falta para cubrir los costos operativos, pagar los sueldos, los impuestos, el combustible, los servicios, mantenimientos”.

Al momento de analizar pormenorizadamente la situación, Fernandez aseveró que “si seguimos comiéndonos lo que tenemos, en el momento que salgamos de esta situación y haga falta un transporte con mayor regularidad, no va a haber con qué, hoy se mantiene una flota mínima, lo demás se para, entonces tengo dos posibilidades, de los coches parados y los rotos, hago uno o sigo acumulando coches rotos”.

Comentó que “reparar un motor cuesta $180.000, y estoy llevando 15 mil pasajeros por día, es insostenible, no es caprichoso, no es un ultimatum, no puedo hacer otra cosa que decirle a mi poder concedente ‘señores, no puedo más’”.

Por último, anuncio que “hoy completé los sueldos del mes pasado, los tengo al día, estoy debiendo una parte del aguinaldo, todo eso se logra con endeudamiento desguace, infinita paciencia de nuestros empleados, concientes de lo que genera cobrar el sueldo en dos y tres veces”.

 

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