Así lo dijo el licenciado en criminalística Raúl Torre. Sobre los casos de los hombres que mataron a intrusos en sus propiedades, con diferencias en las circunstancias, planteó que son legítima defensa.

Los medios de comunicación, fundamentalmente, en los últimos días agitaron un fuerte debate en cuanto al caso de adulto mayor de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires, que mató a un joven que había ingresado a su propiedad, con presuntos fines de robo.

Horas después, otro caso, en Mar del Plata, que protagonizó otro adulto mayor, que a su vez mató con una escopeta a otro hombre con intenciones de entrar a su casa, se sumó al debate «estrella» de los últimos días.

Sobre estos temas, el licenciado en criminalística, ex funcionario del área de seguridad bonaerense Raúl Torre, brindó algunas visiones profesionales, en una nota con el programa televisivo Apto para Todo Público.

«Estos fenómenos se dan cuando hay cierta percepción de ausencia del Estado para resolver este tipo de situaciones de índices delictivos, impunidad y en donde los episodios de vengadores o venganza privada seducen a gran parte de la sociedad que motoriza a que sean noticias interesantes y ese efecto se multiplica por la mediatización», dijo Torre.

«Es un mensaje negativo, después de los episodios de público conocimiento hay gente que está preguntando qué requisitos son necesarios para comprar un arma», indicó.

El especialista recordó que «el último episodio reciente de una proliferación de armas de fuego fue con la crisis de 2001».

También señalo que «muchas veces debemos lamentarnos del uso de arma de quienes están entrenados, cuánto peor es cuando las utilizan los que no lo están, y en otras ocasiones esas amas que van a parar a casas terminan envueltas en situaciones de violencia doméstica o de género».

También mencionó que «en Estados Unidos existe un debate desde hace muchos años y que se tornó político, existen situaciones emblemáticas como en Texas que es uno de los estados más grandes y allí es folclórico llevar armas».

En cuanto a una postura, Torre remarcó que «particularmente estoy en contra de la proliferación de las armas, deben estar en manos de las fuerzas de seguridad, de los tiradores deportivos, cazadores, pero en lo posible desalentar el su uso indiscriminado».

En este sentido afirmó: «participé en investigaciones forenses en cientos de homicidios, muchos de los cuales se dieron en el marco de legítima defensa, una persona mata a otra y esas vidas terminaron arruinadas, todas, como seguramente terminará el hombre del caso de Quilmes».

Recordó que en el caso «del tirador de Belgrano, que luego de los cinco tiroteos que él efectivizó con múltiples consecuencias, tenía un informe médico común que daba cuenta de su ubicación en tiempo y espacio, la realidad demostró que no era así y eso hizo que resultara inimputable por psicótico y esquizofrénico».

Pero también comentó que «sin embargo, en algunos casos de efectivos de las fuerzas que son sometidos a exámenes más o menos regulares, cada vez que deben ascender en su carrera presentaron en el período de ventana algún trastorno».

Consultado acerca de si quienes integran las fuerzas deben portar las armas permanentemente, aunque no estén en servicio, Torre indicó que «sí, pero con determinadas pautas, por ejemplo no tomar alcohol, porque muchos casos de intervención policial se dieron cuando están de franco».

En cuanto a un análisis de los dos casos en los que ciudadanos civiles repelieron acciones de otras personas que invadieron su propiedad, Torre evaluó que «en el caso de Mar del Plata para mí no hay dudas de que es un caso de legítima defensa, lo que se cuestiona no es el hecho de la muerte, sino la tenencia de arma no denunciada, pero el episodio de Quilmes tiene situaciones diferentes, la defensa hoy está cuestionando al fiscal, el caso se analiza en dos períodos: el primero en el interior de la propiedad, donde se produce la agresión del intruso hacia el dueño de casa y este último se defiende, en este caso no hay dudas; pero el problema se plantea en el segundo acto que se produce en la vía pública, donde ocurre la muerte del intruso que venía escapando de la primera escena, en la vía pública aparecen tres vainas servidas».

En cuanto a su percepción del caso de Quilmes, Torre sostuvo: «creo que el episodio se da en una sola película, no en estos dos actos en los que se lo está separando, creo que fue un hecho continuado que representa una situación de extrema violencia que este hombre soportó hasta que pudo, se pueden ver las lesiones que tiene, que indudablemente le provocó una situación de conmoción que le llevó a un acto de violencia extrema que lo puede ubicar en el artículo 34 del Código Penal con un trastorno mental transitorio completo, o en el artículo 81 por un trastorno mental incompleto que sería emoción violenta, pero en vez de discutir esto, en los medios se discuten sobre las vainas y la posibilidad de que se las hayan plantado».

 

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