Así lo dijo Federico Di Pasquale, de la Unión de Trabajadores de la Tierra. Mañana, llevarán adelante un alimentazo en Santa Fe, al igual que en todo el país.

Este miércoles, algunas ciudades del país serán centro de una manifestación de la Unión de Trabajadores de la Tierra.

En Santa Fe, la explanada de la Municipalidad servirá de escenario para que se vendan “alimentos básicos que el pueblo consume diariamente como frutas, verduras, pan, harina, yerba, entre otras, al mismo precio que se paga en el campo o en las industrias”. Será a partir de las 9.

“Durante estos últimos años se han visto en Capital Federal y muchos puntos del país, distintos reclamos de pequeños y medianos productores y productoras, campesinos y campesinas y de pueblos originarios, como así también de distintas industrias como la láctea y panificados, reclamando por un modelo que no los haga desaparecer, por medidas que los contengan y que los incluyan”, reza el parte de prensa del evento que se replicará en el país.

Federico Di Pascuale, represente de la Unión de Trabajadores de la Tierra dijo que la medida “responde a una medida de lucha nacional de entre 80 a 100 instituciones que organizaron el Foro Agrario Soberano y Popular”.

También, sostuvo que “se trata de visibilizar la lucha del sector que está marginado y oprimido, los logros que se habían obtenido fueron dejados de lado del sistema, por ejemplo el monotributo social”.

Di Pasquale adujo que “las políticas nunca están pensadas desde la agricultura familiar, sino con las empresas. La lucha la estamos haciendo desde el otro campo, el que pone las verduras en la mesa”.

El militante también contó que “nos estamos organizando en Santa Fe, en el norte de la ciudad estamos haciendo varias ferias simultáneas para vender directamente de la mano del productor al consumidor, eso permite que al productor le quede más plata que la que le pagaría un intermediario, pero que también el consumidor pague menos”.

Sobre la situación de los campesinos, Di Pasquale afirmó que “hay muchos problemas porque no se puede acceder a la tierra propia, no hay políticas públicas que defiendan al pequeño productor contra el avance de la soja y tampoco contra el avance de la urbanización”.

Por último, concluyó que “no hay interés en que el campesinado subisista como clase social”.

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